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Joe Hisaishi es uno de los compositores más en forma
en la actualidad y no solo de su Japón natal, sino de probablemente
todo el ámbito internacional en cuanto a música cinematográfica.
Hisaishi, quien empezó en los años 80 practicando unos sonidos
principalmente electrónicos, ha ido desarrollando con los años
un estilo eminentemente sinfónico, sin despegarse nunca de sus raíces
orientales y donde destaca especialmente en el empleo del piano. Dos directores
han sido esencialmente sus valederos durante muchos años, Takeshi
Kitano, cuya relación lamentablemente
se rompió tras las diferencias surgidas durante el rodaje de Dolls
y Hayao Miyazaki, trato que continúa aún y con quien ha realizado
muchas de sus obras maestras. Pese a todo, no han faltado críticas,
con algo de razón, todo sea dicho, acusándole de repetirse
en algunos de sus discos, sin que ello sea óbice para reconocer
la enorme calidad de la mayoría de
sus trabajos.
Una vez perdida la confianza con uno de sus directores
fetiches, Kitano y entre película y película de Miyazaki,
Hisaishi parece no haber tenido dificultades en encontrar nuevos proyectos
a los que poner a servicio su talento, si no en la industria japonesa,
en la coreana, tremendadmente pujante en la actualidad, como es el caso
de la banda sonora que nos ocupa. Welcome to Dongmakgol, estrenada el
pasado verano en Corea del sur, ha disfrutado de un enorme éxito,
tanto de público como de crítica, hasta el punto de haber
sido seleccionada para representar a su país de cara a los próximos
Oscars. El argumento, ambientado en la guerra de las dos Coreas, se ubica
en Dongmakgol, una idílica villa, localizada en lo alto de
las montañas donde conviven pacificamente
soldados surcoreanos, norcoreanos y de Estados Unidos. Todo un alegato,
sin duda, por la convivencia entre las personas al margen de diferencias
políticas, sociales o de cualquier clase.
Escuchado el disco, podemos decir que nos encontramos
ante una nueva muestra del talento compositivo de Joe Hisaishi, de
su facilidad para la creación de bellas melodías y de su
habilidad para capturar la emoción
del oyente. A waltz of sleigh es el corte con el que arranca el CD, un
vals en el que se nos presenta el tema central de la banda sonora a ritmo
de este baile. Es este un gran corte, muy rítimico, optimista
y vital, pero donde descubriremos el tema central del disco en su
plenitud será en
el siguiente tema, Welcome to Dongmakgol. Aquí, dominado por una
voz femenina, se captura a la perfección el ambiente bucólico,
idílico
del lugar en el que transcurre la acción, ayudado sin duda por
la voz femenina antes citada formando un hermosísimo corte y
tremendamente retentivo. Es éste el leit motiv central en torno
al cual pivotará toda la partitura.
En el siguiente corte, Opening, volvemos a encontrarnos
con el tema central de nuevo a cargo de la misma voz femenina solista,
otro momento de gran belleza musical. A continuación, un par de
temas de acción
de estilo puramente hisaishiano (The battle, American army) y otro, también
de acción, aunque dominado por sonidos tribales percusivos, A
wild boar, donde descubriremos un pequeño retazo del tema de
amistad, que se desarrollará en su plenitud posteriormente.
Más temas incidentales y dramáticos hasta llegar al corte
número 10,
Love and grenage en que conocemos el tema de amor de la historia, de
ritmo típicamente hisaishiano, un buen tema pero no a la altura
de los otros dos grandes leit motivs del disco.
Tras esto, varios temas reposados en que nos encontramos
con variaciones del tema de la aldea (con toques marciales en Leaving
Dongmakgol for the battle, con aires infantiles en Falls of the popcorn,
de ánimo
más sombrío en Dongmakgol village o To the village...)
En el siguiente, Paradise, este tema es interpretado por la orquesta
en toda su plenitud, dando lugar a un corte de tremenda belleza y expresando
una sensación de enorme paz y serenidad.
Friendship song se puede considerar otro de los cortes
estrella del disco; interpretado a solo de trompeta, se trata de un tema
de gran belleza y emoción cuya sola audición es suficiente
para advertir que nos habla de la relación de amistad de varios
de los protagonistas. Este tema vuelve a aparecer en el corte siguiente,
After the battle, sin duda uno de los leit motivs más inspirados
del disco.
En An old lady volvemos a encontrarnos el tema central
a base de pizzicatos y en Death of (Yeoil) vuelve
a aparecer el tema de amor, en un corte de tono dramático y de
gran emoción. Los dos siguientes temas son Buried past, un corte
de tono sombrío, y Confrontation, corte breve y tenso. Es curioso
que el siguiente track, una canción que parece interpretada por
alguno de los protagonistas de la película reciba como título
No title (al igual que también, por cierto, el track número
8). Da la impresión de tratarse
de algún tema tradicional coreano en cuya composición Hisaishi
poco habrá
tenido que ver.
Los últimos cortes son Butterfly y Attack of the
butterflies, donde se insinúa el tema de amor a través
de ese ritmo tan hisaishiano que lo domina, y Resolution (Hyunchul),
breve corte marcado por unas percusiones de estilo oriental. Resulta
un tema un tanto anodino tanto como para acabar el disco como la película,
con lo que mucho sospecho que los cortes no aparecen en el disco tal
y como aparecen en la película. El balance final es el de un
excelente trabajo, que confirma el talento, parece inacabable, de este
compositor y su facilidad para la composición de melodías
de extraordinaria belleza. Un disco de escucha obligatoria.
Lo mejor : el vals y los temas vocales del comienzo
y el corte Friendship song.
Lo peor : el último par de cortes, algo insípidos
y que dejan como resultado un final de disco un tanto cojo.
Felipe Múgica
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