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Preámbulos
Por alguna razón, parece que
el género de terror y fantástico se presta más que
el resto a la realización de películas formadas por varios
episodios. Tal vez, heredando la tradición literaria de clásicos
como Edgar Allan Poe o H.P. Lovecraft en la que historias breves eran
suficientes para buscar el escalofrío en el lector, también
en el cine se ha recurrido ocasionalmente a las historias cortas para
asustar al respetable.
Probablemente, el mejor ejemplo de esta tendencia
podría ser
la productora inglesa Amicus que, durante los años 60 y 70 (y
en competencia directa con la compatriota Hammer) se especializó en
un cine de terror en la que la mayoría de sus filmes constaban
de varios relatos. Refugio macabro ("Asylum"), dirigida por el artesano
Roy Ward Baker (y basada en relatos del novelista Robert Bloch) o Condenados
de ultratumba ("Tales from the crypt") de Freddie Francis, basado en
un conocido comic de la EC de los años 50, pueden considerarse
algunos de sus mejores largometrajes.
Estos comics macabros de la EC y la nostalgia por
series de los años
60 han sido la fuente de inspiración de algunas de estas películas
recopilatorias. Creepshow, dirigida por George A. Romero en 1982 y con
guión de Stephen King, se inspiraba en dichos comics; mientras,
En los límites de la realidad ("The twilight zone: the movie"),
de 1983, se basaba en la serie de los años 60, The twilight zone
(conocida en nuestro país como La dimensión desconocida).
En esta ocasión eran varios los directores encargados de la dirección,
correspondiendo a cada uno de ellos la realización de las historias.
Los responsables fueron Steven Spielberg, John Landis, Joe Dante y George
Miller.
También había más de un director en Los ojos del
diablo ("Two evil eyes") de 1990, en la que George A. Romero (de nuevo)
y el especialista italiano, Dario Argento se encargaban de la adaptación
de dos historias de Edgar Allan Poe. De Italia, precisamente procede
más de una película interesante de este estilo como es,
por ejemplo, Historias extraordinarias ("Histoires extraordinaires")
de 1968, con directores de la talla de Federico Fellini, Louis Malle
o Roger Vadim. De 1963 y también de Italia es Las tres caras del
miedo ("I Tre volti della paura") del habitual del género Mario
Bava quien suplía en sus largometrajes la falta de presupuesto
con talento y puesta en escena.
El cine oriental también nos ha ofrecido varias películas
del estilo como la clásica (y de lento ritmo) El más allá ("Kwaidan"),
1964, del japonés Masaki Kobayashi o la más reciente, y
desde Tailandia, Bangkok Haunted, de 2001, por los impronunciables Oxide
Pang Chun y Pisut Praesangeam.
En el caso de Three (2002) se da la curiosa circunstancia
de las tres historias de que consta el film (de ahí el título) están
dirigidas cada una de ellas por directores representantes de tres diferentes
países, Corea del Sur, Tailandia y Hong Kong.
Memories
El primero de los episodios es Memories, de origen
coreano, dirigido por Kim Jee-Woon, quien un año después, realizaría
A tale of two sisters, también dentro del género de terror,
y de gran éxito en su país de producción. Aquí se
nos cuenta la historia de un hombre que sufre de horribles pesadillas
desde el día de la desaparición de su esposa. El hombre
no puede recordar nada de lo sucedido aquel día y teme que algo
malo le haya sucedido a ella. Mientras, una mujer despierta en mitad
de la calle sin recordar qué le ha pasado y trata desde ese momento,
de encontrar su pasado. Estos dos personajes confluirán en un
final en que descubriremos la solución al misterio de cada uno
de ellos y la relación que se esconde entre los dos.
Memories es un buen ejemplo de cómo ha influido en el cine surcoreano
la corriente actual de cine de terror japonés, surgida a raíz
del éxito de The ring y caracterizada generalmente por la presencia
de seres fantasmales, ausencia de efectos especiales y de excesos sangrientos
y por imágenes de tremenda fuerza terrorífica. Así en
este corto se pueden notar influencias de, por ejemplo, The ring, (esa
imagen, ya casi icono de este tipo de cine, de la mujer con el pelo caído
por delante que le cubre el rostro) o de Kairo, otro excelente film japonés
del que parece tomar algún detalle como aquél de la mujer
fantasmal que se va acercando con extraña e inquietante forma
de caminar hacia el protagonista.
Si algo destaca en este cine japonés es la capacidad de creación
de escenas e imágenes de gran poder para inquietar. El director
Kim Jee-Woon parece haber tomado buena nota de sus vecinos japoneses
y nos ofrece algún momento de verdad terrorífico como la
escena de inicio con la muñeca, el globo que gira y la chica arrodillada
o aquella otra en que una mujer se hurga el pelo hasta hacerse sangrar.
Sin duda, resultado de una buena planificación, de encuadres,
posición de cámara, efectos sonoros y música.
Esto es lo mejor del corto, ya que una buena realización no hace
una buena película y hace falta un guión a la altura. En
esta ocasión, se ha tratado de dar una apariencia de complejidad
a una historia bastante sencilla en realidad, y tal vez, bastante previsible.
Así, se nos presentan dos historias paralelas sin darnos demasiados
pistas de lo que está pasando y buscando una sensación
de misterio, quizás algo forzada.
Finalmente éste se convierte en el mayor defecto de la historia,
la resolución simple del guión, que hace que el corto no
termine de apuntar todo lo que prometía en un principio y se quede
a medio camino de ser un buen episodio; interesante, pese a todo, gracias
a sus imágenes terroríficas anteriormente comentadas.
The Wheel
El segundo segmento es el tailandés. Su título, The Wheel,
y está dirigido por Nonzee Nimibutr, quien al parecer ha dirigido
algunos largometrajes más en su país natal con escasa repercusión
fuera de sus fronteras. En esta ocasión se nos cuenta una típica
historia de maldición familiar que afecta a un grupo de marioneteros
que van muriendo paulatinamente, todo lo cual parece guardar relación
con una de las muñecas portadora de una maldición y causante
de todos los trágicos sucesos que se van produciendo.
Una de las características inherentes a las películas
de episodios suele ser su irregular resultado y el distinto nivel alcanzado
entre unas historias y otras. En el caso de Three se puede decir que
The Wheel es el capítulo más flojo de los tres, así como
el más breve (lo cual, supongo, es una suerte en este caso). Una
historia no excesivamente original de maldición vinculada a un
muñeco y donde los personajes van muriendo en circunstancias extrañas
que se sigue con no demasiado interés, ni sorpresas .
Tal vez lo más destacable de este episodio sea la ambientación
rural tailandesa en la que transcurre el guión, por lo que tiene
de exótico y de desconocido para nuestra cultura occidental, en
la que destacan sus construcciones, sus ropas, la iconografía
de las marionetas de este país... Se puede decir que estos rasgos
locales de la cultura tailandesa son lo que más llaman la atención
de este episodio; lamentablemente características que no pertenecen
a la realización del filme en si, sino más bien a una cultura
que nos resulta ajena por completo.
Going Home
El tercer y último capítulo del film es Going Home, perteneciente
a la cinematografía hongkongesa y dirigido por Peter Chan, hombre
que, aún nacido en Tailandia, ha desarrollado toda su carrera
en la ex-colonia, comenzando como director asistente del afamado John
Woo. Es este episodio el más extenso en duración de los
tres (casi una hora) y, se puede decir desde ya mismo, que el mejor,
tratándose de una excelente historia de amor y esperanza con el
tema de la muerte y la resurrección de fondo.
En esta ocasión se nos cuenta cómo un oficial de policía
(Eric Tsang, visto en la serie Infernal Affairs) y su hijo pequeño
se trasladan a un casi abandonado bloque de apartamentos, donde aparte
de ellos tan sólo vive un hombre joven acompañado de su
esposa inválida y una niña de vestido rojo. Un día,
siguiendo a esta niña, el hijo del policía desaparece con
lo que el hombre acude a preguntar a su poco sociable vecino, de quien
sospecha. Es entonces cuando descubre el terrible secreto de su vecino:
su esposa en realidad está muerta y la mantiene fresca gracias
a una serie de extraños líquidos y métodos medicinales
con la esperanza de que un día despierte. El policía, secuestrado
y maniatado por su desequilibrado vecino, tratará de hacerle salir
de su locura...
El comienzo de Going Home parece que nos va a llevar
por una historia típica más de terror oriental (el niño que siente
temor por la niña del vestido rojo, de la que sospechamos desde
el principio que debe de tener un origen sobrenatural), pero al poco
pasa a convertirse en un relato de obsesión, de amor, de esperanza
y, aparentemente, de locura, cuando conocemos la historia del vecino
quien a través de una serie de extraños métodos
medicinales trata de resucitar a su esposa muerta tres años atrás.
El padre, maniatado y hecho prisionero en la casa del vecino va conociendo
la demencia de éste (habla con la muerta, la trata con esmerado
cuidado) y trata de hacerle salir de su irracional estado.
El episodio, a pesar de ser el más largo de los tres, es también
el que con más interés se sigue y sufres con la locura
del hombre que espera recuperar a su esposa, así como el guión
mantiene hasta el final la duda de si realmente está loco o es
verdad lo que dice. Todo ello acompañado por un final pesimista
y triste, aunque tal vez excesivamente críptico a la hora de explicarnos
el destino final del hijo del policía, siendo esto tal vez el único
pequeño defecto del capítulo.
Es también de destacar las interpretaciones de la pareja protagonista,
la del policía Eric Tsang que presencia, maniatado, la demencia
de su vecino y la de éste, interpretado por Leon Lai como abnegado
marido esperando que un día su esposa vuelva del más allá junto
a él.
Existe una edición del director con seis minutos extras de duración,
en la que se profundiza más en la relación padre-hijo y
se trata de ofrecer una explicación más clara al final
de la historia, dejándolo menos a la interpretación del
espectador. No he podido ver esta versión, aunque tampoco parece
que sea imperativo su visionado para haber disfrutado de la historia.
Como ya hemos comentado anteriormente, la irregularidad
suele ser rasgo común de las películas formadas por episodios y así sucede
también en Three, donde nos encontramos con una historia muy buena
en Going Home, otra simplemente interesante con Memories y una tercera
decididamente floja con The Wheel. No obstante, el saldo medio de esta
producción se puede considerar de positivo gracias a la buena
impresión producida por el tercer segmento y las imágenes
sugerentes del primero.
La música
Respecto a la música, al igual que cada episodio está dirigido
por un director distinto, también la banda sonora ha corrido a
cargo de diferentes compositores, prácticamente desconocidos
por estos lares..
Los títulos iniciales nos presentan un tema a violines perteneciente
a Going Home, de la que hablaremos más adelante. La música
de la primera historia, Memories, a cargo de Lee Byung-woo, se basa prácticamente
en sintetizadores y algo de piano, siendo muy atmosférica (con
lo que la escucha aislada puede hacerse difícil), acompañando
las imágenes enrarecidas de la historia, más que definiendo
personajes o situaciones.
The Wheel, de manos de los ignotos Sinnapa Sarasas
y Apisit Wongchoti también se basa principalmente en sintetizadores, aunque incluye
ocasionales instrumentos orientales y algunas voces sintetizadas. Es
muy incidental, ajustándose a las situaciones de terror que se
viven en el episodio.
Es en Going Home donde encontramos no sólo la mejor banda sonora
de las tres sino un excelente score por sí solo. Aquí,
los compositores Cho Sung-woo y Peter Kam han contado con una pequeña
formación orquestal y ofrecen un acompañamiento musical
más melódico. En primer lugar, la tonada que acompaña
las apariciones de la niña del vestido rojo, llevada a cabo por
una voz solista femenina. En segundo, un tema de cuerdas, representando
al protagonista y su obsesión por ver despertar un día
a su mujer muerta. Es éste un tema de tremenda sensibilidad que
alcanza su cénit en el final de la historia en que es interpretada
por una voz solista masculina y que llega realmente a hacerse emocionante
en conjunción con las imágenes. Viendo esta escena es cuando
echamos de menos alguna edición discográfica, ya que se
trata de una música que realmente merece la pena ser escuchada
en un equipo casero.
Los títulos finales de la película, ya para acabar, están
acompañados por una versión pop más comercial de
este tema.
Aparentemente, el éxito de esta propuesta ha animado a la realización
de una segunda parte, que se encontraría ahora en fase de preproducción.
En esta ocasión, los directores elegidos han sido el transgresor
y prolífico Takashi Miike por Japón (país que no
aparecía en la anterior recopilación, sustituyendo a Tailandia),
Park Chan Wook (Old Boy), por Corea del Sur y Fruit Chan por Hong Kong.
Veremos si los resultados están a la altura de la primera parte,
aunque sí hay que reconocer que han escogido a un trío
de directores con renombre. El resultado de este nuevo experimento: el
año próximo (al menos en Asia)...
Lo mejor: La tercera historia, Going Home, en su conjunto y
la fuerza de algunas escenas de Memories
Lo peor: La segunda historia, The wheel
El momento: el final de Going Home..
Valoración:
Memories: Regular
The Wheel: Malo
Going Home: Muy bueno
Valoración global : Bueno .
Felipe Múgica
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