DOJO: Ong-Bak

Ong-Bak Título Original: Ong Bak (2003)
Director: Prachya Pinkaew
Int.: Tony Jaa, Perttary Wongkamlao, Pumwaree Yodkamol

Y si esto no ha sido suficiente, en ese momento hace acto de aparición otro luchador, "Mad Dog", el cual, consciente de la superioridad técnica de Ting, decide hacer trampas para ganar, utilizando todo tipo de objeto contundente con el que castigar a su adversario. Sillas, jarrones, mesas, paneles... son utilizados como armas arrojadizas, estrellándose en el cuerpo de Ting sin ningún tipo de piedad. Especialmente destacable es la escena en la que "Mad Dog" utiliza toda una nevera como arma y escudo, de qué modo Ting patea la nevera como si se tratara de un saco de "Kickboxing". Nuevamente, la proyección de patada de Jaa es impresionante, así como la increíble potencia de la misma. No es una floritura corporal, Jaa demuestra que sabe cómo hacer una patada. Realmente deja al espectador sin aliento, por todo lo que antes comentaba. El increíble realismo de los golpes. Ciertamente las cicatrices y lesiones que acumuló durante el rodaje de la película pueden dar buena fe de ello. Ting remata a su oponente con un espectacular salto y golpe de rodilla durante la caída del piso superior al mismo ring. Qué maravilla. Ting se gana el aplauso y la admiración del público, y también el odio y el rencor del gángster Khom Tuan, el cual ha vuelto a perder una apuesta y una pequeña fortuna por culpa del joven guerrero.

Ting encuentra a Don en el local, mas éste consigue escapar. Hum Lae, ya reconciliado con el joven guerrero, se lo lleva a su hogar, y mientras éste descansa Hum Lae llega a leer toda carta de su padre. Es en ese momento cuando empieza a darse cuenta de lo mucho que Nong Pradu significa para él, y cuando decide realmente ayudar a Ting a encontrar a Don. Al día siguiente lo lleva a la dirección proporcionada por el propio Don, y encuentran al criminal con una joven víctima de una sobredosis. Don aprovecha el despiste provocado por el grave estado de la muchacha para escapar, y es entonces cuando comienza la segunda gran persecución de la película, esta vez una persecución de "tuk-tuks", los famosos taxis tailandeses a tres ruedas. La secuencia es entretenida con algunos momentos divertidos, acompañados por un tema musical tan delirante como lo que estamos viendo en imágenes, pero poco más. Ting consigue engancharse al vehículo de Don, y en el forcejeo ambos terminan por hundirse en el fondo de un río.

El esquivo criminal vuelve a escaparse, pero Ting encuentra algo que le hace desistir en su intento por perseguirle bajo el agua y darle caza: un conjunto de reliquias, estatuas y antigüedades suspendidas en redes bajo el agua, el resultado de varios años de actividades y negocios criminales del gángster Khom Tuan. Gracias a Tim, todas esas obras son recuperadas, lo cual provoca la ira del gángster, el cual urde un plan para recuperar la fortuna perdida en las apuestas de combate y también en las estatuas y reliquias que le han sido arrebatadas por Ting. Cuando Don le cuenta que el asedio del joven guerrero se debe a la cabeza del Ong Bak que él robara días atrás, éste decide hacer un trato con Hum Lae: convencer a Ting para que luche una vez más en el ring, esta vez contra el poderoso guerrero birmano Saming, su guardaespaldas, y se deje ganar por éste, de manera que el gángster pueda ganar todo lo que perdió la noche en la que Ting noqueó a "Big Bear", Toshiro y "Mad Dog". A cambio, Khom Tuan les dará la cabeza del Ong Bak que tanto ansían.

Ting accede a la propuesta de enfrentarse a Saming en el ring y dejarse ganar. Con la intención de hacerle sufrir lo más posible, Khom Tuan decide trasladar el combate a la frontera birmana, de modo que no puedan tener problemas con la justicia en el caso de que Ting resulte mortalmente herido. Inyectándose una droga para hacerle insensible al dolor y darle más fuerza y resistencia, Saming resiste sin dificultad los golpes que le asesta Ting, al cual derrota con facilidad, dejándolo seriamente herido y expulsándolo del ring de un brutal golpe. Esta pelea es con diferencia la más floja de toda la película, principalmente porque realmente consiste en Saming encajando golpes sin que estos lleguen a causarle ningún tipo de dolor para, a continuación, atacar y machacar a su adversario sin mayores sorpresas. El problema está en que el actor que encarna a Saming, Chatthapong Pantanaunkul, está a años luz de Tony Jaa en lo que a técnica se refiere, y realmente la diferencia cualitativa en los movimientos de ambos contendientes es tristemente evidente, por mucho que intenten ocultarlo dejando a Saming el rol de bestia que no siente los golpes y que derrota fácilmente a su adversario con unos golpes bastante menos convincentes que los propinados por Tony Jaa . Si tenemos en cuenta que, en este momento del combate, el espectador ignora que Ting ha aceptado perder el combate, pues resulta difícil de creer que pueda ser derrotado por este zoquete. Afortunadamente, unos minutos después lo explican todo y la escena cobra algo más de sentido.

Sin embargo, Khom Tuan está lejos de querer devolverles la cabeza del Ong Bak y cumplir su parte del trato. Por el contrario, hace llevar a Ting y Hum Lae a una especie de almacén a las afueras de la ciudad, en donde no sólo no les devuelve la cabeza, sino que se mofa de ellos y ordena a sus esbirros que acaben con sus vidas discretamente mientras ellos parten hacia una guarida subterránea en las montañas donde el gángster tiene pendiente un nuevo y sucio negocio. Tan pronto Khom Tuan abandona el lugar y los dejan solos en el interior del almacén, Ting reacciona con furia y da comienzo una nueva y espectacular confrontación. La impresión que tenía mientras veía la película era que, no importaba cuán brillante o increíble fuera una escena de combate, la siguiente sería aún mejor, como si siempre pudieran dar más de sí y ofrecer algo aún más difícil, aún más impactante. En ese sentido, Ong Bak es un buen ejemplo de lo que debería ser una buena película de artes marciales. En un momento concreto de la pelea, Ting se moja sus piernas y pies en gasolina, y cuando uno de los esbirros le dispara, acertando a un bidón de gasolina, con la consiguiente explosión, se ve al joven guerrero realizar una espectacular patada con doble giro en el aire con las piernas envueltas en llamas, una escena de alto riesgo y que le produjo al protagonista varias quemaduras, pese a las protecciones que llevaba. Se puede ver esta escena haciendo "click" en el siguiente enlace:

http://herakles.free.fr/Calorifix/Ong-Bak/photo05.gif

Es un golpe, con todo, mortífero pero también muy hermoso visualmente. En otra escena, un matón intenta estrangular al protagonista por detrás, y éste da un salto aprovechando el tirón del adversario hacia atrás, golpeándole con la pierna en la cabeza. Y el golpe más espectacular, en el que Ting da un salto y golpea con la rodilla la cabeza de un motorista, arrojándolo de la moto. Increíble. La película consigue dejar al espectador realmente aturdido ante esta exhibición de golpe tras golpe, cada uno aún más sorprendente e increíble que lo anterior, dando la impresión de que, realmente, no existen límites físicos, no existe pirueta, salto, golpe... que Tony Jaa no pueda ejecutar.

Y llegamos a la recta final de la película, y también al momento climático de la misma, una secuencia de luchas ininterrumpidas que testimonian la habilidad y maestría de este nuevo prodigio cinematográfico de las artes marciales. Es una de las confrontaciones finales más completas y espectaculares que recuerdo del género. En primer lugar, por si, llegados a ese punto, todavía pensamos que ya nada nuevo puede ofrecernos, que ya está todo dicho en cuanto al nivel de las coreografías, ahí está Tony Jaa para demostrarnos cuán equivocados estamos. En primer lugar, asistimos a un emocionante enfrentamiento en el interior de una oscura cueva en la que Jaa utiliza, por primera vez, otras armas que no sean las extremidades de su propio cuerpo, demostrando su pericia en el arte del "krabi krabong" tailandés. Primero realiza una perfecta exhibición con el bastón largo, aplicando los mismos principios en lo que refiere a contundencia y efectividad no exenta de belleza estética, dando cuenta de varios adversarios. La siguiente arma, los inevitables bastones ("krabong") en los que un enemigo disecciona el bastón con su machete, dando paso a una emocionante y vibrante demostración de kali eskrima tailandesa. Nuevamente es interesante observar el modo en el que Tony Jaa alarga los brazos a la hora de dar los golpe, muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver en el cine de Hong Kong. Tony Jaa encadena los golpes con la velocidad del relámpago, y acto seguido cambia el arma por un sable, aunque esta escena particular podría haber dado mucho más de sí. A quién le importa. Sobre todo cuando, después de haber arrojado el sable, nuestro héroe se apropia de lo que parece ser un par de Mae Sun Sowks, unas armas parecidas a las tonfas, sólo que de metal y mucho más anchas, cubriendo todo el antebrazo a modo de escudo y permitiendo al mismo tiempo destrozar literalmente al enemigo con los golpes más brutales mostrados en la película hasta el momento. Tony Jaa desafía las leyes de la gravedad como si sus huesos fueran de algodón, subiendo por las paredes para dar saltos a alturas inconcebibles para descargar golpes de una furia indómita. Realmente es una máquina imparable de lucha. El único inconveniente de esta escena es la falta de luz, que impide apreciar como es debido algunos de los increíbles saltos y movimientos ejecutados por Jaa.

La siguiente secuencia es una de mis favoritas de toda la película, y en mi opinión una de las mejores en cuanto a artes marciales, pese a que el nivel mantenido durante toda la película es tan alto que realmente estas diferencias no resultan tan apreciables. En cualquier caso, antes de enfrentarse a Saming de nuevo, Ting debe hacer frente a un grupo de esbirros, en un climático intercambio de golpes y patadas a cada cual más devastadora. Al comienzo de la lucha volvemos a ver a Ting saltando y avanzando por encima de sus enemigos, uno a uno, hasta aterrizar encajando un golpe de codo en la cabeza del último de ellos. En esta escena encontraremos movimientos no muy comunes en el Muay Thai, y en los que Tony Jaa demuestra que además de los codos y las rodillas, es uno de los mejores pateadores del cine de artes marciales moderno, ofreciéndonos movimientos y saltos que son un auténtico deleite visual para los amantes del género. Hay un momento concreto en el que Jaa encadena dos patadas con doble giro en el aire a una velocidad pasmosa. Tony Jaa desafía la gravedad en una exhibición de imposibles patadas de salto con giro, ya sea con ambas piernas hacia los costados, o con las dos piernas juntas hacia el frente, o de costado hacia un lado, patadas en tijera..., además de los asombrosos golpes de rodilla y codo de gran contundencia... en un momento de la confrontación, Ting utiliza los antebrazos para frenar un ataque con una sierra. Cuando parece que está en desventaja Hum Lae acude en su ayuda, pero no consigue frenar al desatado adversario, el cual le aplica una llave que termina por fracturarle el brazo. Ting reacciona y le responde con la misma brutalidad, aplicándole lo que se asemeja a una llave de judo con la que le parte la pierna al enemigo.

Finalmente, Ting debe hacer frente a Saming en un combate de igual a igual... al menos en la ficción, porque en la realidad, y como antes comentáramos, el actor que encarna a la némesis del héroe carece de un nivel marcial equiparable al de Jaa. Realmente es una pena, porque el combate, por mucho que intenten disimularlo, es bastante desigual en tanto que no resulta un adversario creíble para alguien con la habilidad del protagonista. El actor que encarna al antagonista prefiere explotar el componente psicópata, del personaje, entre gruñidos y muecas amenazadoras para suplir sus carencias en el combate. En cualquier caso, esta lucha no presenta muchas sorpresas, y sigue un esquema típico de este tipo de películas. El héroe derrota fácilmente al villano, encajando todos los golpes que éste le propina sin que parezca que le estén afectando demasiado y respondiendo con mayor furia. En un momento del combate Jaa encadena una serie de patadas de altura baja que enganchan las piernas del contrincante, como en un barrido, desequilibrando al adversario y, al mismo tiempo abortando sus amagos de contraataque con patadas. Ting domina claramente el combate. Entonces, cuando parece que el enemigo está derrotado, éste recurre a las trampas (en este caso la misma sustancia que utilizara para volverse insensible al dolor y aumentar su fuerza en el combate que tuviera anteriormente con el protagonista) para volver a la carga y desequilibrar la balanza a su favor, aplicando un brutal castigo al héroe... hasta que finalmente éste vuelve a reaccionar y desatar toda su furia y destreza marcial para machacar al villano con una serie de golpes con el codo que terminan siendo fatales para éste... y para cualquiera.

El resto es previsible. Khom Tuan intenta destrozar la cabeza del Ong Bak en venganza, pero Hum Lae se interpone, recibiendo los mortales golpes que iban dirigidos a la reliquia. Dichos golpes resultan fatales para el pícaro timador, muriendo en brazos de su compañera de desventuras entre los sollozos y lamentaciones de ésta y Ting. Gracias a él, la cabeza es restaurada íntegra a la estatua, la prosperidad y la paz retornan a la aldea, y Ting puede ordenarse sacerdote y abandonar así la violencia y la muerte que le acompañaron durante su peligrosa misión.

2.c. Comentario de la película.

Aunque más de uno critique la historia y las interpretaciones de Ong Bak, la verdad es que, si sabemos ver más allá de la superficie, descubriremos que ni la historia es tan vacua ni los personajes tan planos como puedan parecer a simple vista. Y es que sencillez o simplicidad no tiene por qué ser un factor negativo a la hora de valorar una historia. La de Ong Bak es esquemática en tanto que es lineal y no admite giros narrativos. Sin embargo, la película, como muchas del género, se presta a un interesante análisis sociocultural. La película establece un obvio y típico contraste entre la vida en la aldea, donde todos son felices con lo que tienen, y la vida en la ciudad, corrompida, degenerada y sobre todo muy violenta. Es precisamente un elemento de la ciudad (Don) quien provoca el conflicto en la apacible vida de Nong Pradu al robar la cabeza del Buda.

También, no obstante, puede apreciarse un no muy sutil mensaje de exaltación nacional frente a la invasión cultural de Occidente, y muy especialmente los Estados Unidos. Así, uno de los gángsteres locales lleva una camisa con un conocido icono cultural occidental, y otro exhibe en su apartamento pósters de películas americanas. Este mensaje de defensa de los valores nacionales frente a lo foráneo, presente en muchas películas de artes marciales como Érase Una Vez en Chino o Tai Chi Master II, se aprecia más claramente en el enfrentamiento que tiene Ting con el matón llamado "Big Bear", típico americano fanfarrón que intenta incitar a Ting a que se enfrente a él burlándose despectivamente del sistema de lucha autóctono (Muay Thai) y ensalzando el "estilo libre" tan típico de la cultura americana. Su despecho hacia la cultura tailandesa alcanza su punto álgido cuando intenta abusar a una camarera nativa, a la que llega a agredir cuando ésta se interpone entre él y el muchacho que intenta rescatarla de su presa. Cuando Ting le pregunta a Hum Lae por Don éste le increpa que lo único que ve es a un extranjero castigando y apaleando a un tailandés, a modo de reproche porque Ting, hasta ese momento, no parecía tener interés en entrar en las provocaciones del matón. Cuando éste arremete contra la muchacha, Ting se ve forzado a luchar, demostrando, y de qué manera, la superioridad de su sistema de lucha.

Y es que aunque la vida rural está asociada a la inocencia, la vida pura e impoluta, ajena a drogas, vicios y demás elementos de la vida moderna, sin embargo es un muchacho criado en ese estilo de vida quien demuestra estar más preparado para el combate, frente, por ejemplo, al frágil, enfermizo Don o el mismo gángster Khom Tuan, los cuales están demasiado "enfermos" como para poder someter a Ting. La vida en la aldea ha forjado a un guerrero en el sentido más pleno del término, un joven capaz de enfrentarse a cualquier enemigo de la ciudad y salir victorioso con una facilidad pasmosa.

Al rechazar sus orígenes rurales, Hum Lae demuestra estar no sólo despegado de su pueblo, sino también de los valores que éste encarna, tales como la honestidad, el desapego por lo material y la virtud. Sin embargo, no todo en él es negativo, porque, pese a su codicia y su facilidad para meterse en líos, demuestra ser una persona de gran cariño, especialmente en su relación paterno-filial con Muay. Antes de la confrontación final Hum Lae aceptará su condición de habitante de Nong Pradu, y desde el momento en el que decide ayudar a Ting a recuperar la cabeza del Ong Bak muestra un deseo por purgar todos los "pecados" de su vida pasada desde que abandonara el pueblo para vivir en Nong Pradu. La redención final llegará en el momento en el que da su vida por salvar lo que, al principio de la película, no consideraba más que un objeto inservible y sin valor. Hum Lae se sacrifica por el bienestar del pueblo, y es en ese momento cuando puede limpiar su karma y abrazar la muerte.

Respecto a la labor de los actores, pues decir que cumplen perfectamente con su cometido. Para empezar, Tony Jaa resulta suficientemente creíble en su papel de joven aldeano ingenuo e inocente que se ve obligado, contra su voluntad, a utilizar sus conocimientos marciales para defenderse en un mundo hostil y conseguir recuperar la reliquia robada. Igualmente cumple con su papel el cómico Petchtai Wongkamlao, que perfila un personaje que inspira las simpatías del público y que se adapta perfectamente al canon del pícaro de buen corazón. El actor que encarna al villano Khom Tuan retrata de manera convincente a un poderoso kingpin local que inspira respeto pese a su minusvalía física. El único papel realmente plano e idiota es el del personaje de Saming, interpretado por Chatthapong Pantanaunkul, cuyo registro oscila entre el de un palurdo con cara de estreñido y el del matón con cara de malos amigos.

Por supuesto no es una película perfecta... pero sus carencias técnicas o narrativas no van en detrimento de sus muchas virtudes, la más importante de las cuales, quizás, sea que es una película hecha con el sano propósito de entretener al público ofreciendo como bazas algunas de las mejores coreografías que se hayan podido ver jamás en una sala de cine. Frente a esto, todo lo demás es secundario.

2.d. Notas de Producción.

  La génesis de Ong Bak se remonta a los años de adolescencia del director Prachya Pinkaew, marcados por la profunda impresión que en él crearon las películas de acción de la estrella de artes marciales tailandesa Phanna Rithikrai, especialmente una titulada "Born to Fight". Estas películas se caracterizaban por unas escenas de lucha sumamente reales, carentes de cualquier tipo de efectismo o trucaje de cámara, realzando las habilidades marciales de la estrella nacional. En aquel entonces surgiría en el joven Pinkaew la idea de, algún día, homenajear dichas películas con una propia que pudiera causar en el momento de su estreno un efecto similar al de las películas de Rithikrai.

En 1999, Pinkaew pudo hacer realidad su sueño, empezando a trabajar en lo que acabaría convirtiéndose en una de las películas más taquilleras del 2003 en su país de origen, y que ha ido triunfando en taquilla allá por donde pasa: Ong Bak. Pese a que por aquel momento el director no poseía apenas conocimientos sobre realización cinematográfica, lo cual resulta evidente tras el visionado del film, su deseo por plasmar en celuloide sus experiencias vitales de juventud le alentaron e impulsaron a llevar a cabo tal proyecto, en el que además tuvo la fortuna de poder trabajar con su héroe de adolescencia, el mismo Phanna Rithikrai, ahora convertido en instructor de May Thai, el cual pudo aportar su amplia experiencia como coreógrafo de artes marciales, además de ser responsable del descubrimiento de la estrella protagonista, Tony Jaa.

2.e. Tony Jaa: Ha Nacido una Estrella.

  Respetado maestro de artes marciales, Phanna Rithikrai llevaba ya tiempo deseando sacar adelante una película de auténtico "May Thai", y nadie mejor para convertir su sueño en realidad que su alumno, el prodigioso Tony Jaa. La experiencia de Jaa, o Phanom Yeerum, que es su verdadero nombre, en el mundo de las artes marciales es bastante extensa. Admirador de iconos como Bruce Lee, Jet Li y Jackie Chan, Jaa ha estudiado y asimilado técnicas de distintas disciplinas como por ejemplo el kung fu, el karatedô, el krabi krabong (un arte marcial tradicional tailandés que abarca tanto las técnicas que constituyen lo que hoy día se conoce como Muay Thai o Boxeo Tailandés como aquellas que implican el uso de armas. De hecho, la palabra "krabi" se utiliza para designar un tipo de arma blanca parecida a un sable, y "krabong", que hace referencia a los largos bastones de madera de bamboo utilizados originalmente por los granjeros como armas de defensa) y el kendô. Nacido en una región pobre al noreste de Tailandia, azotada por los morteros de la Khmer Rouge, una sublevación comunista que tenía como objetivo desestabilizar el gobierno de Camboya a principios de 1980. Jaa encontró en las películas de Bruce Lee, Jet Li y Jackie Chan una vía con la que escapar a la dura situación económica y política que le tocó vivir, admirado por las proezas de sus héroes cinematográficos. Jaa, sin embargo, no se contentaba con ver a sus ídolos, sino que, movido por un deseo de superación personal, practicaba constantemente en el arrozal de su padre con la intención de imitarlos y hacer todas las proezas físicas de las que estos hacían alarde en sus películas. Como el propio Jaa comenta en una entrevista:

It was powerful for me to watch. What they did was so beautiful, so heroic. I wanted to do it, too. (.) I practiced until I could do the move exactly as I had seen the masters do it.

Luis Fernando Rodríguez Romero


Created 18.09.2004. Page last updated 02.03.2005
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