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Gracias a las películas de artes marciales, Tony pudo ir observando
movimientos y practicarlos una y otra vez hasta conseguir reproducirlos
exactamente tal y como Chan, Li o Lee lo habían hecho, entrenando
duramente desde las 5:00 de la madrugada hasta las 10:00 y después
desde las 18:00 hasta entrada la noche todos los días. A los 15
años, empezó a estudiar bajo la tutela del maestro Phanna
Ritthikrai, el cual, consciente de su potencial, decidió volcarse
exclusivamente en la preparación del joven. El entrenamiento incluía
asimismo la gimnasia, en la que alcanzó tal nivel que pronto llegó a
dar exhibiciones en el noreste de Tailandia y en China. Al mismo tiempo,
Tony Jaa empezó a trabajar desde muy joven como doble y especialista
de escenas de acción en películas internacionales incluyendo
la secuela de la espantosa Mortal Kombat 2. Después Jaa
empezó a estudiar movimientos del Muay Boran, una forma de combate
tailandesa tradicional de la que proviene el moderno Muay Thai, para
lo cual tuvo que viajar por todo el país en busca de los pocos
maestros de este viejo arte que todavía quedaban en el país,
practicando durante seis años hasta conseguir la maestría
mostrada en la película. De este modo pudo rescatar más
de 100 movimientos no utilizados desde hace ya mucho tiempo en combates
de Muay Thai por su peligrosidad. La página oficial francesa de "Ong
Bak" incluye videos con demostraciones de movimientos a cargo del mismísimo
Tony Jaa (ir a "Le Film" y, después, hacer click en "Muay Thai"):
http://www.ongbak-lefilm.com
Cuando el director Prachya Pinkaew observó los elegantes, sofisticados
y a la vez letales movimientos de Tony Jaa, comprendió que la
acción de su película debía ir orientada a la exhibición
de este arte marcial, y más concretamente de estos movimientos
que nunca antes habían sido mostrados en una película.
Pero lo que hace de Ong Bak una película tan especial no es sólo
el sistema de combate mostrado durante los enfrentamientos, sino la manera
de rodarlos, de manera que quedaran escalofriantemente realistas y auténticos.
Esta autenticidad en las peleas es realmente una novedad en el tipo de
cine que se estrena en las pantallas de cine, aunque el cine de género
haya ofrecido enfrentamientos de un realismo igualmente brutal en formato
de video. Phanna explica:
Me concentré en la belleza del Muay Thai clásico. Intenté mantenerme
fiel a la integridad de este arte marcial, porque sabía que ésta
sería la primera película de verdad sobre boxeo tailandés.
Quise que cada golpe y patada quedaran perfectos, cristalinos a ojos
del público.
En definitiva, Tony Jaa parecía ser el más idóneo
a la hora de hacer realidad las demoledoras y espectaculares escenas
de acción de Ong Bak, escenas realizadas, en más de un
90%, sin ningún tipo de ayuda externa, cables, efectos digitales
o dobles. Existe, de hecho, un "making of" de unos cincuenta minutos
en los que se puede ver al actor ejecutando todas las escenas de riesgo
y combates de la película en una especie de gimnasio, demostrando,
tanto o más que en la película si cabe, la autenticidad,
velocidad y potencia de todos sus movimientos, incluso los más
aparatosos o llamativos. En última instancia, las lesiones, roces,
quemaduras y cicatrices del cuerpo de Tony y su equipo de especialistas
sirve de testimonio irrefutable de la autenticidad a la que antes hacía
referencia. Hubo dos momentos especialmente peligrosos para la integridad
física del actor protagonista. El primero, en su lucha con el
adversario japonés Toshiro, Tony Jaa sufrió un desgarre
en el tendón de una de las piernas mientras ejecutaba una patada
circular, que inhabilitó al actor durante dos semanas en las que
tuvo que permanecer en un hospital. El segundo, cuando golpea a uno de
los adversarios con las piernas prendidas en fuego, escena en la que
realmente llegó a quemarse de verdad pese a las medidas de seguridad.
En resumidas cuentas, podemos afirmar que Tony Jaa y su equipo de especialistas
se jugaron literalmente la piel en esta película, si bien es importante
matizar que no hicieron nada que no estuvieran seguros que podrían
hacer sin correr mucho riesgo.
2.f. El Arte del Muay Boran.
No podemos por menos que terminar
este estudio sin antes realizar un breve recorrido por la historia
del arte del Muay Thai y su relación
con el Muay Boran. Aunque no se tienen datos exactos acerca de la creación
del Muay Thai, se cree que "el arte de las 8 extremidades" tailandés
tiene más de 2000 años. Los antiguos tailandeses debían
hacer frente con bastante frecuencia a los numerosos pueblos que trataron
de invadirlos a lo largo de su historia, de ahí el origen de un
sistema de lucha que fue desarrollándose gradualmente y pasando
de profesor a alumno desde tiempos inmemoriales. Es importante tener
en cuenta que lo que hoy día se conoce como "Muay Thai" es la
derivación de un arte de lucha tailandés tradicional, denominado "Muay
Boran", practicado al comienzo del año 900, y proveniente de un
sistema de combate sin armas más antiguo denominado "Ling Lom" (cuya
traducción literal sería algo así como "mono del
aire", en clara referencia a los aquellos ataques en los que el luchador
salta sobre el oponente o bien se impulsa "escalando" hasta llegar a
situarse sobre los hombros del adversario y poder así golpear
la coronilla de éste con uno o ambos codos). La principal diferencia
entre el "Muay Thai" y el "Muay Boran" está en que éste último
contempla una serie de técnicas de muy alta peligrosidad que tienen
como finalidad invalidar, lesionar e incluso matar al adversario, de
ahí que fueran rechazadas y prohibidas de cara a los campeonatos.
Debido a las frecuentes muertes y heridas graves, se decidió cambiar
las reglas de lucha, de modo que el año 1930 marcó el nacimiento
del "Muay Thai" como deporte de ring tal y como hoy lo conocemos, introduciéndose
guantes (los luchadores de "Muay Boran" utilizaban en vez de guantes,
a modo de protección, una larga cuerda con la que envolvían
sus puños) y prohibiéndose ciertos golpes y técnicas
para garantizar la integridad física de los combatientes. Por
este motivo, muchas técnicas originarias del "Muay Boran" no están
incluidas en el entrenamiento de "Muay Thai". Es necesario comprender
que los tiempos han cambiado y que, afortunadamente, hoy día se
viven unos tiempos relativamente más seguros que en siglos anteriores,
por lo que ya no es realmente necesario aprender tales técnicas.
Por este motivo, no es de extrañar que hoy día ni siquiera
muchos tailandeses conozcan todas estas técnicas letales prohibidas
del "Muay Boran", que incluyen golpes de puño, de rodilla, de
codo, patadas, agarres, proyecciones, rompimientos, llaves e incluso
técnicas de suelo. El "Muay Thai" conlleva una simplificación
de todo este sistema, en el que los golpes de codo y rodilla siguen teniendo
su importancia, pero sin alcanzar el grado de brutal contundencia y eficacia
del "Muay Boran".
Pese a todo, el arte del "Muay Thai" no es equivalente a una "lucha
callejera" en la que todo vale con el fin de destrozar al enemigo, sino
que también cuenta con una base moral imbuida por la espiritualidad
budista de las mismas tribus primitivas que contribuyeron a desarrollar
y fijar este arte de combate. De este modo, se puede afirmar que se trata
de un arte espiritual en el que los estudiantes deben aprender, también,
una serie de importantes pasos que poseen un importante significado en
el marco de la cultura tailandesa, como por ejemplo el ritual denominado "Wai-Kru" que
se ejecuta antes del combate. Durante el Wai-Kru, el boxeador se arrodilla
en el centro del "ring" de cara a su hogar o gimnasio, inclinándose
a modo de reverencia tres veces, la primera como muestra de respeto hacia
el instructor, el gimnasio, los compañeros boxeadores y el mismo
arte del Muay Thai; la segunda reverencia se hace en honor a los padres,
la familia y los antepasados del boxeador; finalmente, la tercera inclinación
es en respeto a las propias creencias religiosas o espirituales. Después
del "Wai-Kru" viene la danza ritual denominada "Ram Muay", acompañada
por música tradicional tailandesa, cuyos elegantes y sofisticados
movimientos imitan los de varios animales y también profesiones
como la del soldado blandiendo una lanza o un arco. De este modo los
boxeadores pueden estirar los músculos y calentar antes del combate,
así como también entrar en un estado mental propicio para
el combate. Así, el luchador se prepara no sólo físicamente
a modo de calentamiento, sino también a nivel mental, pudiendo
relajarse y equilibrar tanto el cuerpo como la mente para la lucha. En
un principio no había "Ram Muay", por lo que los luchadores debían
calentar antes del combate haciendo estiramientos y ejecutando movimientos
y golpes contra adversarios imaginarios. Esta rutina terminó por
sistematizarse y enseñarse a los boxeadores como preparación
antes del combate, variando los movimientos de la danza según
la escuela. Cada gimnasio, por tanto, desarrolló su "Ram Muay" propio,
que sirve por tanto como identificador de la escuela a la que pertenece
el luchador. El boxeador realiza la danza luciendo una banda característica
en la cabeza denominada "mongkol", de la que deberá desprenderse
tan pronto comience la lucha, y también otras bandas en los brazos
denominadas "prajit".
Todo este ritual previo al combate,
por tanto, tiene una finalidad eminentemente espiritual, mostrando
respeto y veneración
a los maestros, familia, antepasados, al mismo arte del Muay Thai y también
a los mismos dioses (por ejemplo el dios Hanuman o Pra Isuan, creador
y señor
del universo), acompañado siempre de la hipnótica música
tradicional de Klong-Klak (tambor de dos caras, es el instrumento más
importante ya que marca el ritmo), Pee (flauta javanesa) y Ching (cimbales).
De este modo los luchadores entran en un estado de apertura con la divinidad,
invitando y permitiendo a los espíritus sagrados alojarse en sus
cuerpos y mentes, y preparando el corazón y el alma del boxeador
para un nivel superior de carácter divino e incluso sobrenatural.
Para tal fin algunos boxeadores recitan además versos religiosos
("Kah-tah") lo cuales, supuestamente, darán al luchador un poder
sobrenatural. Usado para la meditación, el luchador debe memorizar
los versos correctamente y repetirlos una y otra vez lo más rápido
posible, lo cual exige una gran concentración por parte del boxeador,
probando así el poder de su fe y su voluntad. Simultáneamente
a la recitación de los versos, el boxeador debe pensar en su dios,
visualizarlo en su mente, recibiendo a cambio fuerza e inspiración
para el combate.
En el siguiente enlace se podrá encontrar información
más detallada acerca de los orígenes e historia del "Muay
Thai":
http://hispagimnasios.com/a_box/hist_muaythai.php
Este otro enlace incluye explicaciones detalladas
e ilustradas de un buen número de técnicas de este arte tailandés:
http://www.muaythai.com
Para cualquier consulta sobre el "Muay Thai" en
especial y la cultura tailandesa en general, se recomiendan los siguientes
enlaces:
http://www.chaophrayamuaythai.com/home.htm
http://www.muaythaionline.net/homepage.html
2.g. Conclusión.
A modo de conclusión, "Ong Bak" ha marcado un antes
y un después
en el cine de artes marciales, y supone un soplo de renovado aire fresco
a un género que ya empieza a acusar los efectos de un exceso de
efectos digitales y cables, así como de un mediocre montaje y
uso de la cámara, todo ello para enmascarar, en muchas ocasiones,
la falta de talento de los actores implicados. En esta era digital en
la que mucha gente intenta aparentar ser una estrella de artes marciales,
resulta consolador encontrar verdaderos maestros que demuestran que la
realidad puede ser más increíble y emocionante que la ficción,
y que, con un debido, entregado, constante y duro entrenamiento, no hay
motivo para recurrir a la parafernalia efectista a la que el cine de
Hollywood nos tiene acostumbrados. El gran acierto de Ong Bak, por tanto,
está en la revelación de su estrella protagonista, Tony
Jaa, el cual, por encima de sus más que obvias y pasmosas habilidades
gimnásticas, se revela como un espléndido luchador capacitado
para tomarle el relevo a las grandes figuras del cine de artes marciales.
Mucha gente no podrá resistir la tentación de etiquetarlo
como "el nuevo Bruce Lee". Yo me abstendré de entrar en dichas
absurdas analogías. Bruce Lee es Bruce Lee y Tony Jaa es Tony
Jaa. Tan sencillo como eso. Valorar las dotes y el nivel de una estrella
del cine de género en base a una muy sui generis comparación
con el Pequeño Dragón es tan triste como ridículo,
porque, en lo suyo, Tony Jaa es un luchador formidable: rápido,
técnico, ágil y potente. Una máquina perfecta de
luchar capaz además de las más arriesgadas piruetas con
tal de sorprender al público. Ya vaya si lo consigue. Medio mundo
está ya pendiente del estreno de su próxima película.
La espera será interminable...
3. La Banda Sonora

Cuando Luc Besson aceptó distribuir Ong Bak de
manera que pudiéramos
disfrutar de la película aquí en Europa, lo hizo no sin
antes introducir una serie de cambios en el montaje y, principalmente,
en la selección musical que acompaña muchas de las escenas
de acción de la película.
El montaje original tailandés contiene una banda sonora en la
que podemos encontrar, por un lado, piezas de carácter étnico,
interpretadas con instrumentos tradicionales como por ejemplo la flauta
Pee, piezas que poseen un cierto tono new age y, finalmente, temas
de carácter techno para las escenas de acción que
jalonan la historia. El montaje de Luc Besson se limita, principalmente,
a reemplazar gran parte de los temas techno por cortes más
afines al hip hop , lo cual se consideró más apropiado
para atraer la atención de los espectadores más jóvenes,
entre los cuales este tipo de música parece tener una fuerte acogida,
al menos, muy especialmente, en Francia.
Existe una edición oficial con temas de la banda sonora de Ong
Bak, editada en Francia. Por desgracia, el contenido de dicho álbum
tiene poco que ver con lo que realmente puede escucharse en la película,
ya que de todos los cortes incluidos, dieciséis en total, únicamente
he podido reconocer, vagamente, unos cinco. Y digo vagamente porque,
por si esto no fuera suficiente, dichos cortes aparecen recogido en el álbum
en versiones diferentes a como aparecen en la película, cantadas
en vez de instrumentales, y ajustadas a un patrón más cerrado
y definido, como si se tratase de un álbum convencional de música hip
hop .
Los cortes a los que antes hacía referencia
son los siguientes:
Battle Royale (ogb). El mejor corte del álbum, aunque
esta versión cantada se hace muy pesada para aquellos a los que
este tipo de música no le inspire demasiada simpatía, como
es mi caso. En la película, por el contrario, se puede escuchar
en una versión más larga desprovista de letras y voces rapeando ,
con lo que el resultado final es bastante más acertado. Este corte
se escucha en dos escenas de la película: primero, cuando Hum
Lae deja a Ting en su apartamento y escapa con el dinero a la pista de
lucha, obligando a nuestro protagonista a seguirle y verse envuelto en
su primer, aunque muy breve, enfrentamiento en la gran ciudad. El corte
termina justo cuando Ting noquea a "Pearl Harbor" de un solo golpe. La
segunda vez que se escucha es también en la pista de lucha, durante
todo el enfrentamiento de Ting con "Mad Dog". El patrón rítmico
sobre el que se sustenta la pieza es simple y reiterativo, pero muy efectivo,
y realmente casa a la perfección con todas las escenas de pelea
a las que acompaña. Muy superior al corte musical utilizado en
la versión tradicional tailandesa.
Le Code de L'honneur (Kayliah). Éste es el tema
que puede escucharse durante la persecución en tuk-tuks, y
que, de nuevo, sale beneficiado en su versión instrumental recogida
en la película. De marcado carácter oriental tanto en la
melodía como en su instrumentación, el uso que hace de
samplers puede resultar un tanto chocante, pero no llega a desentonar
del todo dentro del contexto de la película.
Have Ya' Heard (King James III). Este insufrible corte
se escucha durante los créditos finales de la edición de
Luc Besson, en una última y definitiva concesión a la comercialidad
más recalcitrante. La edición tradicional incluye por el
contrario un corte titulado "Mae Mai Muay Thai", interpretado por un
tal Carabao, y que tiene el encanto de las canciones de aquellas viejas
y estupendas películas chinas de kung fu .
J'ai pas Voulu Frapper Fort (Asto & Omyk). Otro ruidoso y un tanto hortera corte rap que puede escucharse
durante aquel enfrentamiento de Ting con los secuaces de Khom Tuan
en el que prende sus piernas y pies para patear más eficazmente
a uno de sus adversarios.
Le Combat (Ol Kainry & Jazzy Jazz). Este corte se escucha
en la primera escena en Bangkok, donde se presenta por vez primera al
personaje de Hum Lae, cuando, en compañía de su protegida
Muay, intenta estafar a un mafioso local en una carrera de motos amañada.
Final Fight (Aymeric Beguin & Eric Melville). El único
corte instrumental y de tono techno que aparece incluido en
este cd, y que puede escucharse de manera íntegra y sin ninguna variación
durante el enfrentamiento final de Ting en la gruta, más concretamente
durante su demostración de "Krabi Krabong" (armas). Efectivo y
funcional en la película, pero fuera de ella es bastante anodino,
incluso macarra.
En resumidas cuentas, que incluso aquellos que disfrutaron
de la música
durante la película pueden verse decepcionados o engañados
tras la escucha de este muy comercial e insustancial álbum destinado
principalmente a los consumidores de este tipo de música.
Al margen de toda esta música techno , rap o hip-hop ,
la banda sonora instrumental original contiene algunos momentos bastante
conseguidos y destacables. En primer lugar, toda la secuencia inicial
previa al comienzo de la ceremonia, e incluso la misma escena del ritual,
en las cuales se hace uso de música tradicional tailandesa. En
segundo lugar, en la escena en la que Ting parte del pueblo, o las escenas
en las que Hum Lae lee parte de la carta escrita por su padre, en las
cuales podemos escuchar uno de los temas reconocibles de la banda sonora
propiamente dicha. Se trata de una melodía sencilla pero muy pegadiza,
y que rezuma nostalgia y melancolía, la misma melancolía
en la que se encuentra la gente de Nong Pradu cuando roban la cabeza
del Ong Bak o el mismo Hum Lae cuando se da cuenta de lo que ha perdido
al llevar aquella vida de criminal en la gran ciudad. Este tema encuentra
su interpretación más solemne y conmovedora en la escena
final de la película, en la que la paz ha vuelto al poblado y
Ting puede ordenarse sacerdote y abandonar la vida del guerrero y la
violencia. El tema adquiere, llegados a este punto, un tono sagrado muy
acorde con el final de la película. Otro tema de interés
puede escucharse en el momento en el que Ting descubre los tesoros ocultos
bajo el agua, y que comienza como una variación del tema anterior,
que podríamos considerar el leit motif de la película.
También encontramos temas de acción, que utilizan instrumentos
tradicionales arropados por ritmos electrónicos contemporáneos,
apelando de esta manera a un público joven sin renunciar al espíritu
de la lucha tradicional tailandesa que tan bien aparece reflejada en
esta película.
Todos y cada uno de estos cortes aparecen también en la versión
estrenada en nuestras pantallas, por lo que en conjunto podemos considerar
que la banda sonora de Ong Bak se adapta perfectamente a las exigencias
de la historia, secundando, en ocasiones de manera excepcional, los enfrentamientos
marciales del protagonista con sus enemigos, y también captando,
aunque con sobriedad, el tono de la historia. Qué lástima
que no haya una edición como dios manda del score , y qué lástima
que el cd oficial no recoja la música incluida en la película
tal y como ésta puede escucharse realmente en la misma.
Lo Mejor: Tony Jaa, las escenas de lucha, especialmente
aquella entre Ting y Toshiro o toda la confrontación final en
la gruta.
Lo Peor: Saming, el adversario principal del protagonista,
que no resulta en ningún momento creíble como adversario
del personaje interpretado por Tony Jaa.
Calificaciones
Película: *** de *****
Artes Marciales: ***** de *****
Música en la película: *** de *****
Calificación Final: ***** de *****
Luis Fernando Rodríguez Romero
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